«Impacto de la suplementación con ácidos grasos ω3 en dietas desequilibradas en el perfil lipídico. Estudio en modelo experimental».

Disertante: Prof. Dra. María Susana Feliu. Bioquímica y Doctora de la Universidad de Buenos Aires. Área: Nutrición. Profesora Adjunta Regular, dedicación exclusiva de la Cátedra de Nutrición de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires.

Coordinadores: Dra. Valeria Zago y Bioq. Verónica Alonso

Resumen: Las interrelaciones entre dieta y salud son ampliamente aceptadas y reconocidas. A nivel mundial, durante los últimos años, ha aumentado rápidamente la manifestación de enfermedades no transmisibles (ENT), como consecuencia de la alimentación poco saludable y la falta de actividad física. Desde hace tiempo los lípidos se identificaron como un componente fundamental de la dieta y deben ser consumidos en la proporción adecuada. Los lípidos dietarios aportan los ácidos grasos esenciales, como el Ácido Linoleico, (AL) perteneciente a la familia omega 6 y el Ácido α-Linolénico (AAL) perteneciente a la familia omega 3, que son indispensables para promover el crecimiento y buen funcionamiento del organismo. Son precursores de otros ácidos grasos de gran importancia para la salud. El AAL por medio de desaturasas y elongasas da origen al ácido Eicosapentaenoico (EPA) y posteriormente en el ácido Docosahexaenoico (DHA). Los ácidos grasos de la familia omega 3 confieren flexibilidad y permeabilidad a las membranas, reducen el riesgo de deficiencias en la visión y el desarrollo neural de bebés y niños y disminuyen neuropatías en adultos mayores. También se han observado efectos en la prevención y tratamiento de enfermedades coronarias, hipertensión, diabetes, artritis, inflamaciones, desórdenes autoinmunes y cáncer. Son considerados protectores de la salud cardiovascular al disminuir los niveles plasmáticos de triglicéridos y colesterol, previniendo la agregación plaquetaria, las arritmias y mejorando la microcirculación. El EPA y el DHA exhiben potentes propiedades antiinflamatorias, ya sea a través de la generación de productos antiinflamatorios o bloqueando los agentes inflamatorios. Por otro lado, la importancia del DHA en la estructura y función del cerebro es universalmente aceptada por el mundo científico y pueden ser utilizados como parte del tratamiento de múltiples neuropatologías. Los ácidos grasos omega 3 se distribuyen en diferentes alimentos. El AAL puede encontrarse en algunos aceites vegetales (lino, soja y canola), chía, nueces, maníes y aceitunas; el EPA y DHA en los aceites de pescados principalmente de aguas frías como salmón, atún, sardinas, caballa entre otras variedades, y también en algas. Teniendo en cuenta resultados previos del grupo y la importancia de los ácidos ω3 sobre la salud cardiovascular, sistema inmune y el desarrollo cerebral, estudiamos, el efecto de la suplementación con diferentes fuentes de ácidos grasos ω3, en dietas desequilibradas en su composición lipídica, sobre el perfil de ácidos grasos en suero y diferentes órganos de ratas en etapa de crecimiento activo.